
Viajar en furgoneta hace que sin poder evitarlo mires casi con pena a los miles de mochileros que salen a conocer mundo. Durante mucho tiempo hemos viajado con mochila, pero cuando lo haces con tu propio vehículo te das cuenta que lo haces en otro nivel de comodidad, pero por supuesto tiene grandes limitaciones, entre las más básicas: el baño. Ese lugar a donde acudimos todos los días y que cuando te encuentras enferma deseas que sea privado, muy limpio y sobre todo que esté cerca. Hemos visitado tantos baños ajenos como km hemos conducido y en ellos hemos llegado a lavarnos el pelo, partes intimas y si no era mucho canteo también hemos lavado la vajilla. En los lugares muy turísticos se pierde el sentido de la solidaridad, y la necesidad básica de acudir al baño en mitad de una ciudad se resume en carteles por todas partes que dicen "SOLO PARA CLIENTES" .Muchas veces lo ignoras completamente para pedirlo por favor con tu cara de niña buena y de necesidad absoluta, pero tu facha de turista impide muchas veces fluir la solidaridad en los demás. Una de las razones por las que de vez en cuando necesitamos el lujo de pagarnos un hotel y ya que lo pagamos nos vamos al
Ritz. Mucha gente nos tomará por
hippies come flores pero de eso nada, nosotras ante todo somos unas señoras; eso sí, al estilo rustico tradicional, igual que el
Ritz donde nos refugiamos durante 2 días en Puebla. Ha empezado la época de lluvias y con ella la de huracanes, así que la pintoresca ciudad de Puebla la vimos muy cómodamente desde la ventana de nuestro hotel.

La lluvia hace que sea más complicado cocinar con hornillos, pero no se preocupen que aquí las señoras
Ritz nos subimos la cocinilla a la habitación de hotel y allí que nos lo montamos y nos lo comemos. De vez en cuando buscamos un restaurante donde sentarnos y la mayoría de las veces preguntar por comida vegetariana es sinónimo de ensalada o caras de camareros que no tienen ninguna gana de amoldarte el menú. Pero que no nos confundan las apariencias, el mundo está lleno de gente buena y siempre salen a tu encuentro para recordártelo. En Puebla nos encontramos un restaurante familiar que nos prepararon al gusto y con mucho mimo todo lo que necesitábamos. Aún con lluvia seguimos nuestro camino cruzando una impresionante cordillera hacia
Oaxaca. No se a quien le afecta más la altura si a B&C o a Marta. Ascendíamos por las montañas y la altitud iba dejando a Marta por los suelos en un estado aletargado muy gracioso. Llegamos a
Oaxaca, y sabiendo que a la
Naughty Hottie la robaron allí, nos estacionamos en un
parking para dormir bien seguras, pero mala suerte, la primera noche fue horrible gracias a una panda de
mexicanos borrachos que aparcaron justo a nuestro lado y nos deleitaron hasta las 4 de la mañana con las
rancheras más horteras del momento a todo volumen.


Desde la gran represión policíaca del 2006 los educadores de todo
Oaxaca siguen en pie de guerra contra el gobierno.El zócalo de la ciudad lo encontramos totalmente tomado por los educadores de todo el Estado. Hacen turnos de huelga en los que los educadores de cada región acampan durante tres días en el zócalo, para presionar a un gobierno que no cede a las peticiones sobre una educación digna y salarios justos. Están muy bien organizados y se coordinan para no dejar que la lucha decaiga.

Además tuvimos el placer de disfrutar cómo la huelga refuerza la cultura de cada región celebrando el encuentro con bailes regionales y un mercado enorme que abastecía a todos los allí reunidos. Cuando visitas sitios de alto interés turístico corres el riesgo de ser un turista más entre miles que tienen la misma idea que tu: visitar las pirámides aztecas de Monte
Albán. No teníamos ni un duro para entrar en las pirámides y allí que nos ves explotando la gracia de ser mujer, y entre pestañeos y lloriqueos nos dejaron pasar gratis por la puerta de salida. Pero en lugares tan espectaculares como esos deseas estar sola y hacer fotos en los que no salgan un reguero de turistas detrás. Y es que hay que tener cuidado con lo que se desea...Dicho y hecho...

Cayó tal trompa de agua que desaparecieron todos los turistas y así, caladas pero solas, disfrutamos de las miles de escaleras y de las vistas desde la cimas de las pirámides. Salimos de
Oaxaca después lluvias y más lluvias en busca de playa.

Cruzamos durante nueve horas las interminables montañas de pura selva de
Oaxaca, las cuales son famosas por ser la cuna de las setas. Allí estuvieron los primeros reyes del
rock setentero poniéndose ciegos de alucinógenos naturales y nosotras alucinamos con los animales salvajes en mitad de la carretera y, los miles de colores y sonidos de una selva que te deslumbra hasta llegar a Puerto Escondido.
P.D.Esto fue hace bastante tiempo y vamos muy, muy retrasadas contando historias,pasamos una semana inolvidable en
Mazunte, hemos cruzado todo Chiapas y en realidad ahora estamos en el Caribe, viviendo miles de locuras en
Tulum...
per
o eso ya lo escribiremos.



