FIESTAS, CUESTAS Y ESCALERAS

En el mes de mayo todos los diás en cualquier ciudad de Mexico hay fiestas populares, y con un poco de vanidad, nos daba la sensación de que se celebraba nuestra llegada a cada ciudad. Entrar a Guanajuato por sus inesperados tuneles subterraneos que recorren la ciudad nos impresionó, admirar la colina repleta de casas de colores donde se alza la ciudad nos abrió los ojos, pero equivocarse de calle e inesperadamente verse encerrada en callejuelas y cuestas dignas del casco antiguo de Toledo nos acojonó, y a la B&C la puso en un gran aprieto. Marta sudaba al volante viendo cómo la Boni sufria embrague en cuestas al cielo y chirriaba freno en bajadas verticales por calles en las que poco nos falto para quedarnos literalmente encajadas. La noche se vistió de una impresionante procesion de Huicholes con trajes de colores y bailes con historia. A ellos le seguian el colectivo de mineros de la region que al ritmo de sus tambores reivindicaban sus derechos en las minas, la dignidad por sus tierras y, al grito de " No a la privatización de las minas" recorrian las calles de Guanajuato vistiendolas de un ambiente de fiesta y lucha. Sin embargo, la patrona y virgen vestida de flores venía detrás,y al final todo terminaba a las puertas de la Iglesia donde el cura bendecía todo de eterna salvación. Los Mexicanos son sumamente creyentes, y me impresiona ver cómo muchos se resienten, y con razón, de la colonización española pero no de la religión que se trajo con ella. Fue, entre muchas otras cosas, y como siempre, una colonización a golpe de cruz y eso te queda muy claro cuando te dicen que Dios está muy por encima de cualquier madre. Hay gente que no entiende que seamos de "la madre patria"(como muchos llaman a España) y ateas al mismo tiempo, hay gente que nos habla en inglés aunque nosotras les respondamos con un "¡¿mandeee?!", y hay gente que nos mira con cara de euro y otras que nos acogen por vagabundas. Así nos ocurrió en el pueblo de Teotihuacan. Un familia que lleva el "Centro de culturas antigüas" nos acogió durante 3 dias en su impresionante jardin con vistas a las piramides. Impresionadas por su magnitud, recorrimos las ruinas durante interminables horas bajo el sol. Esta antigüa capital Azteca hace que regreses al pasado donde nunca estuviste y te imagines cómo se vivía entre escaleras y más escaleras. Despúes de subir a la piramide de la luna, y rechazar quinientas mil veces la compra de recuerdos a los cientos de venderores ambulantes, Marti y yo anduvimos por la kilometrica calzada de los muertos, sedientas y hambrientas, como si del desierto se tratase, subiendo y bajando escaleras sin fin. Pero la Boni siempre nos espera para una gran siesta y por la noche esta familia nos invitaba a tomar café con tostadas. Nunca vi a una famillia discutir sobre politica con tanto respeto como a ellos, y así, con café y admiración dormiamos en su jardín acompañadas por las piramides. La matriarca de la familia nos apodó las vagabundas porque vagamos por el mundo y con mucho cariño y cientos de fotos nos despidieron deseandonos suerte para cruzar la gran ciudad: DF.